En nuestro post “Dando un paseo por Alicante” caminamos juntos juntos por el centro de la ciudad de Alicante, ¿os apetece que vayamos hoy a la playa?
Vamos a caminar por una de las zonas con más encanto de la zona, una ruta de senderismo que empieza en lo que antiguamente era un puerto romano.
En la antigüedad los romanos fundaron Lucentum en los alrededores de lo que ahora es el barrio de la Albufereta hasta el monte Tossal, en el cual se puede visitar uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de toda la Comunidad Valenciana. Y es en la playa de la Albufereta donde empieza nuestro camino hoy.
Os indicamos el itinerario recomendado por el Ayuntamiento de Alicante:
- Inicio. Playa de la Albufereta
- Pasarela – Vestigios de época romana
- Puerto deportivo
- Playa de la Almadraba
- Cala Judios
- Cala Cantaares – Microreserva de flora
6.a. Tramo alternativo
- Cala Palmera
- Faro
Lo podemos hacer en un par de horitas y cuando terminemos la imagen que tendremos en nuestras mentes de Alicante se saldrá de la zona tutística de copeteo y tardeo, y si no luego nos contáis 🙂
Playa de la Albufereta
Para llegar a la Albufereta, si no queremos tirar de coche, podemos utilizar el Tram, en concreto la línea L4, del cual ya os hablamos en “Vivir en San Vicente“. Nos pararemos en la estación de la Isleta.
La playa de la Albufereta tiene tan solo medio km de extensión y no es la más popular de las playas alicantinas, así que como gran ventaja, podremos disfrutar de una jornada sin excesivas aglomeraciones.
Si nos dirigimos dirección El Cabo, hacia el este, encontraremos una plataforma de madera sobre la arena y en seguida veremos la cisterna romana.
Las estructuras romanas de la Albufereta: La cisterna romana
Los restos recuperados corresponden a estructuras de una de las villas residenciales de época romana relacionadas con la cercana ciudad de Lucentum (Tossal de Manises):
En este caso, de todo el conjunto de estructuras que conformaban dichas villas, tan solo se han conservado aquellos restos que se hallaban excavados en la roca. Este es el caso de una balsa o cisterna cuyo uso no ha podido ser definido dado el nivel de arrasamiento de cualquier tipo de resto constructivo asociado en la zona, pero que parece relacionarse con la contención o almacenamiento de líquidos.
La cisterna presenta una planta rectangular con unas dimensiones de 4×3 metros, estando excavada en la roda. La obra está formada por un revestimiento de opus caementicium que luego es impermeabilizado por una capa de opus signinum. Así mismo, en una de sus esquinas presenta un decantador para facilitar la recogida de la suciedad almacenada en su interior. La cisterna se ha visto afectada por la construcción de los edificios aledaños y por la excavación de la antigua red de saneamiento de la zona.
Las estructuras romanas de la Albufereta: Las canteras de la Albufereta
Durante esta actuación se ha podido constatar la existencia de canteras o puntos de extracción de piedra a lo largo de todo el frente marítimo.
Este tipo de actividad es frecuente en el litoral, dado que la calcarenita es un tipo de roca fácil de extraer y trabajar.
Han sido al menos cinco los espacios donde se ha documentado esta actividad. El primero de ellos ha sido junto a la balsa romana, donde se han documentado tres frentes de extracción de pequeñas dimensiones, lo que nos habla de un uso tal vez relacionado con el autoconsumo familiar, dado que son muchos ejemplos de utilización de piedra de esta zona en edificios y viviendas particulares de la ciudad de Alicante. Junto a éste se han detectado cuatro puntos más alrededor de la zona donde se ubica el vivero romano, de mayor tamaño en cuanto a su superficie, que nos hablan de una intensificación de la actividad, quizás relacionada con la construcción de alguna de las edificaciones que la rodean
Las estructuras romanas de la Albufereta: El Vivero de peces
En este espacio se identifican restos de una villa marítima, similar a otras existentes en las costas alicantinas como la Punta de l’Arena (Xàbia) o Banys de la Reina (Calp), en las cuales uno de los rasgos principales de ostentación del lujo era la posesión de viveros Se trata de espacios muy caros de construir y de mantener, en ocasiones más que las propias villas, como señalan los escritos de tratadistas de la época. Estos espacios permiten la celebración de banquetes junto a ellos y la contemplación del paisaje marino, de ahí que sean considerados como símbolos de posición social jerarquizada como la romana.
Este tipo de piscinae o viveros poseen características similares. En primer lugar, su ubicación junto a la costa permite su conexión directa al mar mediante una serie de compuertas y canales. Ello aseguraba un flujo de agua salada continuo, permitiendo la crianza de peces en su interior, si bien podían existir conexiones con puntos de agua dulce para rebajar la salinidad. Las dimensiones del vivero son 9×7 metros y presenta dos compuertas al norte, que conservan las guías para colocar los cerramientos de plomo para evitar la fuga de los peces, y dos canales laterales, que actuaban en caso de fuerte oleaje en el frente de las compuertas.
Alrededor del vivero se han documentado pequeños agujeros de poste relacionados con una estructura de cubrición en verano para evitar el excesivo calentamiento del interior del vivero. Ya en esta época reciente, el vivero fue convertido en cantera de extracción de piedra, afectando todos sus frentes.
Puerto Deportivo
Continuamos hacia el puerto deportivo tomando como referencia una hilera de palmeras para atravesar las instalaciones del Club Náutico Costa Blanca. Seguimos el camino junto al que aparecen ejemplares de plantas “invasoras” como la pítera o la uña de león, así como otras provenientes de las viviendas colindantes mezclándose con la vegetación costera.
Playa de la Almadraba
Llegamos al centro de la playa de la Almadraba, nombre que proviene del árabe y cuyo significado “lugar donde se golpea o lucha”, lugar vinculado al arte de pesca del atún y tras la caseta blanca del botiquín de playa está el vallado del yacimiento “Almadraba-Camping Bahía”, un asentamiento industrial de época romana altoimperial con restos arqueológicos apenas visibles, guardando una estrecha relación con lo apreciado anteriormente en las piscinas, por ejemplo.
A continuación hay una pequeña arboleda compuesta de eucaliptos y pinos que formaba parte del desaparecido Camping, seguimos por un “murete” que bordea la hilera de palmeras hasta que alcanzamos los espigones construidos en los años 80, fruto de las obras paralizadas de lo que pretendía ser el puerto deportivo “Puerto Amor”. Entre los espigones o junto a ellos comenzamos a distinguir flora singular e incluso endémica como el Limonium futuraceum.
Desde aquí tenemos una buena perspectiva de la playa y de la bahía de Alicante hacia el sur. Seguimos por un estrecho paso junto al vallado de construcciones en paralelo a la costa, aumentando el matorral de pequeños arbustillos perennes como la bufalaga, acompañada de gamones y el colorido de plantas extendidas, destacando la margarita de mar.
Cala Judíos
La Cala Judíos, popularmente conocida como “la Calita”, es una cala de reducido tamaño con apenas 200 m de longitud, de arena oscura y roca en la que es frecuente encontrar restos de Posidonia y algas depositadas por el mar.
En los salientes o en rocas aisladas se puede observar la presencia de cormoranes.
Cala Cantalares
Nos dirigimos hacia Cala Cantalares, alternando un recorrido entre senda y tramos rocosos junto al mar, hasta que alcancemos un paseo pavimentando que nos deja a los pies de la micro reserva de flora.
Aquí se puede observar la vegetación típica de los acantilados costeros de poca altura, donde las plantas crecen y han desarrollado mecanismos de adaptación al ambiente marino.
Esta zona de costa es transitada por aves limícolas, siendo identificables algunas de ellas por sus inconfudibles características, como el zarapito trinador con su largo y curvado pico desproporcionado que nace de una cabeza muy pequeña, alimentándose de crustáceos y moluscos que encuentra entre las rocas.
Tramo alternativo de la ruta del cabo de las huertas
Este tramo de apenas medio kilómetro atraviesa el espacio natural de Cala Cantalares comprendido entre la micro reserva de flora y el jardín situado junto al reloj de sol conocido como “el barquito”, comunicando con la avenida Costa Blanca. En la zona se han llevado a cabo acciones de repoblación forestal, combinando el matorral termomediterráneo con grupos aislados de pinos En la parte superior hay un camino señalizado con balizas de madera que asciende a un mirador con diferentes panorámicas.
Cala Palmera
Desde aquí ascendemos unos metros por una senda que progresivamente va adquiriendo un perfil más abrupto, tomando como referencia los mojones que delimitan la costa, conduciéndonos por un paisaje envolvente resultado de la erosión sobre las rocas calcáreas.
Hemos caminado por una zona junto a plataformas litorales en las que podemos ver a la garceta común removiendo el limo con las patas para hacer salir peces y crustáceos. En las plataformas adyacentes a Cala Palmera, fácilmente identificamos trazas fósiles y apreciamos el contraste de las superficies cubiertas de un manto formado por algas verdes.
El Faro
En dirección al Faro, continuamos por el camino superior siguiendo el vallado metálico que lo bordea, pasando junto a una antigua cantera.
Nos situamos bajo el Faro, uno de los últimos habitados por fareros en la provincia de Alicante. Este faro de planta circular y volumen cilíndrico se levanta sobre los restos de la torre vigía de l’Alcodre que se construyó en el siglo XVI con la principal misión de avistar la llegada de piratas berberiscos.
Descendemos hacia el extremo más oriental del Cabo, dejando a nuestra espalda un pequeño acantilado, encontrando un lugar idóneo para observar la curiosa geomorfología de la zona, apreciando las hendiduras y barras que presentan un aspecto dentado en la costa, con entrantes donde los estratos de las calcarenitas son menos resistentes.
Enfrente, sobre rocas aisladas, es frecuente encontrar algún que otro cormorán en compañía de grupos de gaviotas. Desde aquí tenemos una buena perspectiva de la playa de San Juan hacia El Campello y, en conjunto, una panorámica con fondo de montañas alicantinas: el Cabeçó d’Or, Aitana, el Puig Campana, la Serra Gelada y la isla de Benidorm en el extremo este.
A pocos metros del Faro, en dirección a la playa de San Juan, culmina la ruta ante un claro ejemplo de discordancia angular, una discontinuidad estratigráfica que separa un conjunto rocoso inferior perteneciente al Mioceno Superior (entre 8 y 10 millones de años) de otro superior del Cuaternario, con sedimentos marinos de lo que sería una playa fósil de hace 100.000 años (Tirreniense).
Cabo de las Huertas (Alicante).
Fuentes:
http://www.marqalicante.com/Paginas/es/Tossal-de-Manises-P20-M2.html